Una alimentación saludable debe ser suficiente, completa, variada, equilibrada y segura.
En verano, debe cubrir
especialmente las necesidades extras debidas al calor y al ejercicio
físico que muchas veces practicamos solamente durante esta estación del
año, como la natación, el senderismo, jugar con los niños, pasear por la
ciudad, etc.
Las verduras y hortalizas en ensaladas proporcionan a nuestro organismo vitamina C, ácido fólico, hidratos de carbono, fibra y sales minerales.
Las ensaladas
son muy fáciles de preparar, y por su elevado contenido en agua y otros
nutrientes esenciales para nuestro organismo, sacian nuestra hambre y
sed de una manera apetitosa y contribuyen a mantener la piel bien
nutrida e hidratada, protegiéndonos del sol.
Su gran variedad permite que se pueda incluir ensaladas en el menú cada día.
Propiedades de las ensaladas
- Hidratan y refrescan.
Más del 90% de la composición de las hortalizas, base de las ensaladas,
es agua. Comer ensalada es una forma sencilla y rápida de hidratar el
cuerpo en los días calurosos.
- Dan vitalidad.
Las verduras son fuente excelente de vitaminas que regulan múltiples
procesos orgánicos, como el buen funcionamiento del sistema nervioso.
- Depuran el organismo.
La acción depurativa, desintoxicante y diurética de las ensaladas se
debe al alto contenido de agua, la riqueza en potasio y al bajo aporte
de sodio de los vegetales que las componen, así como a la presencia de
aceites esenciales que dilatan los vasos renales.
- Protegen la piel.
A través de variadas ensaladas aportamos los nutrientes básicos para
mantener la piel en perfecto estado y protegerla de los efectos nocivos
del sol. Las hortalizas de colores llamativos como la zanahoria,
remolacha, pimientos, tomate, y lechuga, aportan betacaroteno, que se
transforma en vitamina A, que renueva la piel y las mucosas, y vitamina
C, que mejora la producción de colágeno, una proteína que mantiene la
piel tersa y sin arrugas. Si se acompañan de palta o frutos secos y se
condimentan con aceite de oliva virgen y germen de trigo se enriquece la
ensalada en ácidos grasos insaturados, imprescindibles para mantener
una piel estructurada e hidratada, y de vitamina E, que evita la
aparición de manchas de envejecimiento.
- Regulan la función intestinal. Por la riqueza en fibra de los vegetales, una ensalada resulta laxante, por lo que previene o mejora el estreñimiento.
- Aportan pocas calorías. Muy adecuadas para todas las personas y, especialmente, para quienes siguen una dieta para bajar de peso.
- Cuidan el corazón. La abundancia en antioxidantes en los vegetales convierte a las ensaladas en platos aliados del corazón.
- Mejoran la digestión.
El ligero amargor de hortalizas como la escarola, el apio, la endibia o
el rábano estimula el funcionamiento de la vesícula biliar y del
hígado. Además, los germinados (soja, alfalfa, berro, rábano) y
fermentados (col) enriquecen la dieta en enzimas, y todo ello es
esencial en la digestión de los alimentos.
- Previenen la anemia.
Las verduras de hoja verde -acelga, espinaca, berros, escarola- son
especialmente ricas en clorofila (con demostrados efectos antia
anémicos), ácido fólico y hierro, por lo que interesa incluirlas en las
ensaladas en caso de anemia. Además, por su contenido de ácido fólico,
las ensaladas son imprescindibles en la dieta de la mujer embarazada
para prevenir graves trastornos en el bebé.
- Son sabrosas y nutritivas.
Cuanta más variedad de hortalizas y verduras incluya la ensalada mayor
es la riqueza nutritiva, lo que se traduce en mayor vitalidad y energía.
Además, se pueden completar con toda clase de alimentos: queso, pasta,
pollo, etc.
(*) Romina Marengo, Técnica en Cardiología y Bombera de Montes de Oca, provincia de Santa Fe.